|
Marcelino Camacho defendiendo los derechos de los trabajadores. Foto Agencia EFE |
Estimado Marcelino:
Permíteme que te escriba estas líneas que reflejan el pensamiento inquieto de un joven trabajador que milita en el PCE y en las Comisiones Obreras. Te escribo buscando auxilio en un momento difícil de mi vida en el que los fantasmas del despido libre y de la inestabilidad amenazan continuamente mi proyecto vital.
No creo en ningún dios ni en los milagros. Al igual que tú, creo que los derechos se conquistan y se defienden con tesón, y que la clase obrera debe protagonizar esta tarea.
Marcelino, me cuesta explicar con palabras los sentimientos de los jornaleros y de los trabajadores de hoy. Desgraciadamente, cada vez quedan menos sindicalistas de verdad, de los que visitan las porterías de las empresas cuando hay problemas, que denuncian las irregularidades y que defienden el espíritu reivindicativo del sindicalismo auténtico entre nuestras compañeras y compañeros de trabajo.
Hoy en día el trabajador está sometido por el poder y por el consumismo, asfixiado por las deudas, maltratado por un partido mal llamado obrero y engañado por una derecha política implacable que busca ganar las elecciones como sea.
El pan nuestro de cada día es ver cómo se dinamitan los valores del republicanismo y se frustran los sueños de las mujeres que siguen luchando por una igualdad plena que nunca termina de llegar.
Marcelino, los jóvenes estamos sufriendo la precariedad laboral, los contratos basura y otras formas de agresión social y económica. Lo que más me preocupa de esta situación no es tanto la magnitud del ataque como su consecuencia más inmediata: el inmovilismo y el aburguesamiento de la juventud que se traduce frecuentemente en pasotismo y en deriva hacia la derecha. Estos males también acechan a Comisiones Obreras, muy sometida al poder del capitalismo.
Marcelino, te marchaste con el puño en alto y con la conciencia limpia. Fuiste un ejemplo para los jóvenes. Señalaste un camino por el que debemos seguir por muchas espinas y abrojos que lo cubran, porque es el camino que conduce a la dignidad.
Marcelino, has de saber que nunca olvidaré las palabras que un día pronunció tu compañera del alma, Josefina Samper, esa gran luchadora que da nombre a la asociación a la que pertenecemos muchos jóvenes: “Si uno se cae se vuelve a levantar y lucha con más fuerza”.
Esas palabras retumban en mi cabeza y aceleran mi rojo corazón.
Por eso te escribo, para que tu ejemplo perdure y nos marque la dirección correcta, especialmente a las nuevas generaciones, a aquellos a los que se refería Josefina cuando te decía “mira Marcelino, cuántos jóvenes”.
Descansa en paz.
Valentín Garrido Martín, candidato de IU a las elecciones municipales, responsable de Memoria Histórica y Republica del PCCM y responsable de movimientos sociales de IU de Azuqueca de Henares