Llegó la hora, es el momento de que las cosas cambien

18 de Noviembre de 2010

UN SALUDO A TODOS LOS CIUDADANOS AZUDENSES QUE CREEN QUE LLEGÓ EL MOMENTO DEL CAMBIO

La crisis económica y social amarga nuestras vidas. No es la primera vez que ocurre algo así. En el siglo XIX, desde la primera convulsión del capitalismo allá por 1848, las crisis económicas se sucedieron con una regularidad que impresiona hasta sumar cinco episodios, uno por década. En el siglo XX el capitalismo generó otras seis grandes crisis (1906, 1920, 1929, 1973, 1992 y 2000) y una de ellas, la Gran Depresión, desembocó en la mayor carnicería de la historia de la humanidad bajo la forma de guerra mundial, totalitarismos y holocausto. En el siglo que acaba de comenzar padecemos otra crisis especialmente virulenta y equiparable en parte a la crisis del 29: la que estalló entre los años 2007-2008. El balance general que nos brinda la historia del capitalismo es, por lo tanto, muy claro: doce crisis en poco más de siglo y medio o, lo que es lo mismo, aproximadamente una crisis económica cada catorce años.

Todas estas crisis tienen puntos en común y, sobre todo, un desenlace idéntico: sus consecuencias inmediatas las pagaron siempre los más desfavorecidos.

Además de ser intrínsecamente inestable, el capitalismo ha dejado en la cuneta al 80% de la población mundial. El capitalismo, por tanto, es un sistema económicamente ineficiente porque no es capaz de sastisfacer las necesidades básicas de los seres humanos, a lo que une su condición de depredador de los recursos de un planeta que ya no aguanta más y que está comenzando a rebelarse contra la humanidad.

En la actualidad los grandes partidos nacionales se han convertido, por convicción o por impotencia, en abanderados de una visión del capitalismo singularmente dañina: el neoliberalismo. Parece que les importe más el bienestar del gran capital que el de los ciudadanos. Esos partidos aprueban paquetes multimillonarios de ayudas para una banca codiciosa e irresponsable mientras que endurecen la legislación laboral, rebajan el sueldo a los trabajadores y anuncian la reducción de las pensiones.

Para mantener sus cuotas de poder esos partidos mantienen un tinglado, el del bipartidismo, que pervierte el ideal representativo de la democracia. Para ello cuentan con la inestimable ayuda de pequeñas formaciones nacionalistas que, a cambio, reciben cuotas de poder muy por encima de la realidad social y política a la que representan. Obviamente, en este juego de suma cero, quien sale perdiendo es Izquierda Unida ya que el exceso de representación del PSOE, del PP y de los nacionalistas es el resultado del robo de la representación política que legítimamente deberíamos tener.

En Izquierda Unida de Azuqueca de Henares estamos convencidos de que el cambio no es una opción sino una obligación. El tiempo se agota y el margen se estrecha. Estamos llegando al límite físico de un sistema que atenta gravemente contra el equilibrio ecológico, la justicia, la igualdad y la paz social. El número de ciudadanos conscientes de esta realidad tan grave aumenta a diario aunque su voz no se escucha aún lo suficiente.

Por eso hemos creado este blog. En él los miembros de la candidatura de Izquierda Unida de Azuqueca de Henares y otros afiliados de nuestra organización expondremos nuestras reflexiones y propuestas para contribuir a una discusión serena sobre los graves retos a los que hemos de hacer frente, tanto a nivel general como local.

Pretendemos animar un debate social pervertido por gente que se escuda en el anonimato que proporciona internet para insultar cobardemente al adversario, por tertulias escandalosas y por mercenarios de la opinión que cobran por envenenar las conciencias. ¡Basta ya de rebuznos, de groserías, de zafiedad y de silencios cómplices!

Hay quienes considerarán que nuestros objetivos son muy ambiciosos. Cierto. Pero la urgencia de afrontarlos no es menor que la magnitud del desafío ante el que hemos de medirnos.

Concluyamos esta presentación con una frase inmortal de nuestro Francisco de Quevedo que, a pesar del tiempo transcurrido desde que se escribió, viene muy a punto: si quieres leernos "léenos, y si no, déjalo, que no hay pena para quien no nos leyere."

Consejo Político Local de IU

domingo, 30 de enero de 2011

La reforma de las pensiones

Los dirigentes de CCOO y UGT, Ignacio Fernández Toxo y Cándido Méndez

Hace pocos días hemos vuelto a ser testigos de un nuevo recorte social a los que ya nos tiene acostumbrados el ejecutivo del Señor Zapatero: el pensionazo. Se confirma una vez más la sumisión del partido socialista a los poderes económicos, porque con su nueva medida premia de nuevo a los verdaderos causantes de la crisis y castiga a las víctimas del latrocinio universal, los ciudadanos.

Lo peor de todo no ha sido la presentación por parte del gobierno de este nuevo tijeretazo, que era la “crónica de una muerte anunciada”, sino que los sindicatos mayoritarios, CCOO y UGT, los que se proclaman como los únicos defensores de los intereses de los trabajadores, han firmado dócilmente el acuerdo con el gobierno y los empresarios.

Con este pacto, que se ha convertido ya en un anteproyecto de ley, se da plena satisfacción a las demandas de los banqueros y grandes empresarios (el grupo de los 37) que hace tan sólo dos meses fueron convocados por el rey y por el Señor Zapatero al Palacio de la Moncloa. El que los sindicatos hayan asumido de buen grado esta renuncia es una auténtica VERGÜENZA que, además, propicia la especie de que el sindicalismo pierde credibilidad a chorros.

Con esta reforma se reducen tanto el número de las pensiones como la cantidad a percibir con cargo a ellas. El objetivo de esta medida no tiene nada que ver con la consolidación de un sistema público en peligro sino con el fomento de los sistemas privados de pensiones. En verdad, se trata de que la banca privada, una vez esfumado el negocio del ladrillo, siga ganando dinero de otras maneras para sostener sus beneficios, los bonus, las pensiones e indemnizaciones de sus directivos y, de paso, para tapar los agujeros provocados por la ambición y la usura desmedidas. El Partido Comunista de España ha aportado datos muy sugestivos sobre el particular. De los 97.000 millones de euros que tiene que abonar España en concepto de deuda durante el año 2011, el 80% corresponde a deuda privada, y de esa cantidad más de la mitad es deuda del BBVA y del Banco de Santander que, por cierto, tiene como principal acreedor a la banca alemana. Dicho de otro modo, la banca española debe captar con urgencia fondos privados para hacer frente a sus obligaciones con los acreedores. Una fuente de recursos pueden ser los escasos ahorros de los trabajadores que se depositan en un precario plan privado de pensiones. Y para avivar el interés hacia los planes privados de pensiones nada mejor que degradar el sistema público. Es evidente, por tanto, que en el asunto del pensionazo cuentan los intereses del mundo financiero aun a costa de sacrificar los derechos de la inmensa mayoría.

La modificación de las condiciones para acceder a una pensión es de todo punto innecesaria porque el sistema de pensiones en España es viable y solvente. Por ello, la postura de los sindicatos produce sonrojo. En vez de luchar por defender el sistema público de pensiones se avienen a las exigencias neoliberales de los socialistas. Los sindicatos deben ir con cuidado porque con decisiones como ésta, incomprensibles e injustas, atacan a su base y a su razón de ser.  

Recortar las pensiones es aún más grave si tenemos en cuenta que en nuestro país más de 900.000 jóvenes con menos de 25 años están desempleados, a lo que se añade que este altísimo desempleo juvenil es estructural, como reconocía el Presidente del Gobierno en el Congreso hace muy pocos días. En estas condiciones retrasar la edad de jubilación y elevar las exigencias para percibir una pensión significa condenar conscientemente a la inmensa mayoría a no cobrar nunca una pensión digna. ¿Y los impulsores de estas medidas se llaman “SOCIALISTAS” y “OBREROS”?

La reforma afecta muy negativamente a los trabajadores, a las mujeres y a los jóvenes que aspiran a conseguir un empleo. A todos les resultará mucho más difícil acceder a su pensión. Un gran número de trabajadores con 65 años, al no haber llegado a cotizar los 38,5 exigidos, se verán obligados a retrasar la jubilación hasta los 67 años. Incluso, para añadir una nota chusca a tanto desafuero, cuando un trabajador llegue a los 67 años y no haya cotizado los 37 de rigor, verá mermada su pensión un 0’2% por cada mes que le falte hasta alcanzar el tope.

Y que no se diga que el acuerdo se justifica porque se han conseguido algunas reivindicaciones. Admitir las cotizaciones de los becarios (según la cotización que determine la empresa) con un límite de hasta dos años (aunque todavía no está determinada su cuantía), aceptar la excedencia por cuidado de hijos (también hasta un límite de dos años) o permitir realizar el convenio especial con la seguridad social a aquellas personas que no hayan trabajado antes, no son justificación de nada. Estas “compensaciones” no son suficientes para que la ciudadanía tenga que tragarse lo que no es más que un brutal recorte.

¿Es este el Estado de Bienestar del que tanto habla el Señor Zapatero, por el que lucharon nuestros padres y del que hemos disfrutado hasta ahora? Qué poco va quedando de él. De la noche a la mañana el ejecutivo socialista, lacayo fiel de los grandes empresarios, decide arremeter contra los trabajadores para arrebatarles todos sus derechos: reforma laboral, supresión de la “limosna” de los 426 euros, reforma de las pensiones... ¿Qué nos queda ya por ver?

Así actúa un capitalismo que, agonizando, marca el camino por el que han de conducirse los gobiernos neoliberales. Si hay una cosa clara es que decisiones como el recorte de las pensiones son ejemplo de políticas de derechas que intentan mantener un sistema que hace aguas por los cuatro costados, sin que importe el sufrimiento que puedan producir en la inmensa mayoría de los ciudadanos y de la clase obrera.

María José Pérez Salazar, militante de IU de Azuqueca de Henares

Los sindicatos mayoritarios a favor del "pensionazo"

Carlos Bravo, responsable de Seguridad Social de CCOO, intentando explicar las "excelencias" del acuerdo. Fuente CCOO

CCOO y UGT han consentido y aceptado una nueva agresión contra la clase trabajadora al firmar el acuerdo con el gobierno y la patronal por el que se rebajan las pensiones. Es doloroso decirlo pero es la pura verdad.

El pacto alcanzado supone que la jubilación legal se retrasa a los 67 años, dos más que ahora. Para alcanzar una pensión completa a esa edad tan provecta se exigen 37 años de cotización, también dos más que ahora. En el caso de que alguien quiera jubilarse a los 65 años se suben los de cotización de 35 a 38’5, tres años y medio más que ahora. Además, se aumenta de 15 a 25 años el período de cotizaciones para determinar la pensión final que le corresponderá a cada trabajador, por tanto diez años más que ahora. Hablando en plata,  los trabajadores se jubilarán más tarde, cobrarán una pensión por menos tiempo y las pensiones del futuro serán sustancialmente más bajas que las del presente. Además, la vida laboral de las nuevas generaciones, mucho más precaria y con largas y continuas estancias en el paro, llevará a que sólo una minoría (en la que las mujeres estarán infrarrepresentadas) cumpla unas exigencias tan abusivas: para que un joven de hoy pueda jubilarse a los 65 años deberá trabajar y cotizar ininterrumpidamente desde los 26 años y medio, y para jubilarse a los 67 años, desde los 30. Obviamente, ciencia ficción. 

Si todo esto es verdad, y no hay razones para dudarlo, hay que plantear una pregunta inexcusable: ¿cómo es posible que los máximos representantes de CCOO y de UGT tengan aún el cuajo de afirmar que este acuerdo beneficia a los trabajadores? Por mucho que nos vengan con un discurso embozado, la realidad es la que es. A falta de explicaciones convincentes cundirá la sospecha de que los intereses de la curia estuvieron por encima de los generales de los trabajadores.

La situación laboral y social en nuestro país está llegando a un punto insoportable. En poco más de seis meses el Gobierno ha reducido el gasto y la inversión pública, ha rebajado el sueldo a los trabajadores públicos, ha congelado las pensiones, ha abaratado el despido, ha socavado la negociación colectiva, ha debilitado la tutela judicial en los litigios laborales y, ahora, reduce drásticamente las pensiones del futuro. Además, no satisfecho del todo, nos anuncia que eliminará la ayuda de emergencia de los 426 euros para aquellos que carecen de ingresos. A la vez, ese mismo gobierno, tan valentón con los débiles, ha perdonado impuestos a los más ricos, ha amparado a los directivos de una banca depredadora, ha puesto el dinero de los contribuyentes al servicio de especuladores sin escrúpulos y quiere bancarizar las cajas de ahorros utilizando para tal fin los impuestos que pagan los trabajadores. Y, mientras tanto, la economía sumergida es cada vez mayor y el paro no deja de crecer, llegando a cifras intolerables. En poco más de tres años se ha pasado de un 8% a un 20% de tasa de paro, a razón de un millón de desempleados más al año, rozándose ya la cifra de 4.700.000, según recoge la última encuesta de población activa. Un panorama que alumbra un escenario catastrófico y con un Estado del bienestar que últimamente parece más un guiñapo que otra cosa.

Hasta ahora los sindicatos mayoritarios habían mostrado su rechazo a esta batería de agresiones sin cuento. Pero en lo relativo a las pensiones, sorprendentemente, deciden aceptar lo que daña a los trabajadores. ¿A qué cálculo obedece esta mansedumbre repentina? Ellos sabrán. Pero, desde luego, su decisión conduce a la desafección de las bases y a que se extienda la sospecha de que se ha consumado una traición. A partir de ahora puede ocurrir cualquier cosa. Cuando así sea, que los sindicatos no se lamenten de lo que han procurado

Emilio Alvarado Pérez, Primer Teniente de Alcalde, Concejal de Cultura y otros Servicios y candidato a la Alcaldía de Azuqueca de Henares

sábado, 22 de enero de 2011

Jesús Caldera: el “mediador” para la reforma de las pensiones

Jesús Caldera y Walter Riester, dos ex Ministros socialistas partidarios de retrasar la edad de jubilación a los 67 años. Foto Fundación Ideas

El señor Presidente del Gobierno ya no sabe a quién recurrir para seguir desmantelando lo poco que queda del Estado de bienestar. Ahora nos sorprende con la noticia de que el encargado de negociar la reforma de las pensiones va a ser el señor Caldera. Sí, aquel que tras la victoria socialista de marzo del 2004 fue nombrado Ministro de Trabajo y Asuntos Sociales y  que destacó por “premiar” de manera populista la maternidad con 2.500 euros por cada nacimiento, y por poner en marcha normas como la Ley de Igualdad y la Ley Integral contra la Violencia de Género. Quizá por esto mismo fue destituido del cargo, porque su paso por el ministerio no supuso ningún avance en materia laboral y mucho menos en igualdad y violencia de género. Después de siete años los salarios de las mujeres siguen siendo inferiores a los de los hombres por desempeñar idéntico trabajo. Y en cuanto a la violencia contra las mujeres los resultados, tras cinco años de vigencia de la Ley Integral, siguen siendo descorazonadores. Las razones que explicarían unos resultados tan frustrantes serían una combinación de escasez de medios económicos y enfoque legal muy limitado, a lo que se añadirían factores demográficos y culturales que no pueden obviarse, siendo estos últimos muy preocupantes. En cualquier caso, el dato incontestable es que el número de mujeres asesinadas a manos de sus parejas ha crecido en la última década un 17’5%, según datos del Centro Reina Sofía para el Estudio de la Violencia.

Al señor Caldera, tras su paso por la primera línea de la política, se le buscó un retiro cómodo y discreto como Vicepresidente de la Fundación IDEAS (presidida por Zapatero), institución investigadora del PSOE que tiene como objetivo prioritario, según manifiesta en su página web, aportar nuevas “ideas” progresistas al debate político y social en un mundo que cambia permanentemente. ¡Menuda paradoja! D. Jesús Caldera, por un lado, se dedicaría desde su despacho de la calle Gobelas a reforzar el pensamiento progresista y, por otro, como mediador en materia de pensiones, a reducir derechos sociales con el pretexto de que así se salva el Estado del Bienestar.

En un acto organizado hace muy pocos días por la Fundación IDEAS y la Fundación Friedrich Ebert (dependiente de la socialdemocracia alemana), Caldera se mostraba orgulloso del Estado del Bienestar y, en concreto, del modelo de pensiones “que los españoles nos hemos dado en poco tiempo, un modelo equitativo, de reparto, que supone que la pensión mejor retribuida sea sólo 3,5 veces superior a la peor, la mejor ratio de los países desarrollados y una muestra de que hemos sabido aprovechar nuestras oportunidades para repartir la riqueza”. El parlamentario salmantino, porque el señor Caldera mantiene el acta de diputado, explicó también que “gracias a ese carácter justo y equitativo, hoy en día podemos decir que el riesgo de pobreza entre los mayores de 65 años es menor que en otros sectores de población”. Definir de este modo, de un plumazo, con trazo tan grueso el estado de las pensiones en España es tendencioso. El señor Caldera desconoce y mucho los dramas sociales por los que atraviesan un millón de pensionistas y viudas en España que cobran una pensiones que oscilan entre los 550 y los 590 euros al mes, y de los que dependen, como consecuencia de la crisis, muchas familias en paro y sin recursos propios.

Su argumento para defender el recorte de las pensiones y aumentar la edad de jubilación no es otro que decir que “como España ha sufrido grandes cambios en poco tiempo (de ello no tenemos la menor duda), uno de ellos muy positivo, como es que la esperanza de vida ha aumentado notablemente, y somos el segundo país del mundo, después de Japón, donde más se vive y con una gran salud (…) hoy en día la esperanza de vida después de la jubilación es de 19 años de media y en el futuro se prevé que aumente, por lo que, si vivimos más, necesitaremos contribuir más.”

Para reforzar su punto de vista, el mediador para la reforma de las pensiones añade otra razón a la ya apuntada del aumento de la esperanza de vida: la bajísima natalidad española. Así que para salir airoso y cumplir el encargo del Presidente del Gobierno, Caldera exige un “cambio en la mentalidad de los ciudadanos, pues si vamos a vivir mucho más, no tenemos que ver la extensión a los 67 años como un recorte, pues con esa mayor contribución ni si quiera vamos a amortiguar en su totalidad la brecha en la sostenibilidad del sistema”. Por cierto, y es un detalle que no podemos pasar por alto, Caldera estuvo acompañado en este acto por Walter Riester, ex Ministro de Trabajo alemán que presume de haber elevado la edad de jubilación en Alemania hasta los 67 años.

La conclusión es evidente. Aquí tenemos una muestra más de las políticas neoliberales a las que nos tienen acostumbrados el PSOE y el PP, que para nada responden a las necesidades de la ciudadanía. Desgraciadamente, la sociedad española se debilita no sólo por la crisis económica en la que está inmersa sino por la nefasta gestión de un gobierno que lo único que sabe hacer es responder a las exigencias de sus verdaderos patronos.

Son muchas las dudas que se amontonan en mi cabeza para las que no encuentro respuestas: realmente ¿quién gobierna?; ¿qué futuro les espera a los jóvenes si se aumenta la edad de jubilación y el desempleo continúa sin freno?; ¿trabajarán algún día?; ¿llegarán a cotizar en el futuro el mínimo de años exigidos para cobrar completa su pensión?; ¿cómo vamos a aumentar la natalidad si los jóvenes sufren una tasa de paro inadmisible y unas condiciones laborales tan precarias?; ¿cómo responderán socialmente las generaciones que están siendo laminadas?; ¿qué clase de país y de sociedad estamos creando?

Si de verdad esa “extensión” a los 67 años de la edad de jubilación, a la que se refiere el señor Caldera, es tan beneficiosa para la estabilidad de la Seguridad Social ¿por qué los diputados como él no han dado ya ejemplo renunciando a sus pensiones hasta alcanzarla? Perdónenme: olvidaba que por el hecho de llevar siete años en el cargo, los diputados han decidido que cobrarán, una vez jubilados, la pensión máxima, aquella que le cuesta a un trabajador 35 años de cotización. Y eso por no hablar de la desvergüenza que supone que un ex Presidente del Gobierno pueda simultanear el cobro de una renta vitalicia con su participación en consejos de administración de grandes multinacionales para defender intereses particulares que, en numerosas ocasiones, van en contra del interés general. Los casos de Aznar y de González son suficientemente claros al respecto.

Ya está bien de tomaduras de pelo. Si seguimos desplazándonos a la derecha jamás cambiaremos el rumbo de este país ni saldremos de la crisis.

María José Pérez Salazar es militante de IU de Azuqueca de Henares

sábado, 15 de enero de 2011

Estoy preocupado: ya casi nada me sorprende

Valeriano Gómez, manifestándose contra sí mismo pocos días antes de ser Ministro de Trabajo e Inmigración. Un caso único y digno de estudio

Acabo de cenar. Antes de irme al trabajo, cosa de la que no me quejo y por la que me siento afortunado, repaso la prensa digital. Cuál es mi sorpresa cuando leo el siguiente titular en la web del diario Público: “UGT afirma que el Gobierno quiere eliminar la jubilación parcial” (http://www.publico.es/dinero/356083/ugt-afirma-que-el-gobierno-quiere-eliminar-la-jubilacion-parcial).

Hay que recordar que el acceso a las jubilaciones parciales, entre las que se encuentra el conocido “contrato-relevo”, fue ya dificultado por el Gobierno el pasado mes de mayo. Ahora, dando una vuelta más de tuerca a los derechos de los trabajadores, Zapatero pretende eliminarlas.

No puedo ocultar que mi enfado hacia este gobierno empieza a convertirse en una sensación de asco, igual que la que cualquier ciudadano de izquierdas puede sentir hacia las políticas reaccionarias del ultra-neoliberalismo. A los representantes del PSOE, un día sí y el otro también, se les llena la boca con la misma piltrafilla ideológica que a la gente del PP. No se cansan de afirmar que su preocupación son los ciudadanos y sus problemas pero, lejos de ser valientes y promover políticas que favorezcan el crecimiento del Estado del Bienestar, deciden atarse al cuello la correa de los banqueros y de los grandes empresarios y, de paso, pretenden embridarnos con ella al resto.

El Gobierno, con el noble fin de “favorecer” nuestros intereses, nos toma por bobos haciendo suyo el discurso del capitalismo al contarnos la fábula de que abaratando el despido se creará más empleo. Cada vez que oigo esta extravagante afirmación no puedo impedir esbozar una sonrisa de esas que te salen por no llorar. Repitámoslo una vez más: el viejo truco de abaratar el despido no favorece el crecimiento del empleo. Bien al contrario, tiene como consecuencia que el empleo que existe sea cada vez más inseguro. Además, el abaratamiento del despido limita la posibilidad del trabajador de hacer una carrera profesional. Pondré un ejemplo de lo afirmado: cuanto más barato sea el despido más rentable les resultará a los empresarios despedir a un trabajador de una categoría determinada para, inmediatamente, sustituirlo por otro de la misma categoría, que comenzará desde cero en la empresa. El ahorro es evidente, puesto que mantener al antiguo trabajador supone pagarle un mayor salario a medida que vaya acumulando derechos, antigüedad y experiencia. Con el abaratamiento del despido, la vida laboral de los trabajadores empieza cada mañana.

Además, el Gobierno, mientras ronronea sin pudor entre las piernas de los banqueros (que ya han apuntado al siguiente objetivo: aumentar sus ya ingentes ingresos nutriendo los fondos de pensiones con dinero extra), nos dice que la Seguridad Social corre gravísimo peligro, que la situación es insostenible a largo plazo y que, por lo tanto, habrá que ampliar la edad de jubilación a los 67 años y cotizar mucho más tiempo que ahora para que el sistema no se hunda. Y todo porque ahora vivimos mas años, hecho que es cierto pero que conviene matizar porque dicho así parecería más una maldición que otra cosa. La esperanza de vida es una tasa que indica los años que de media vivirán los nacidos en un momento dado. Esta tasa es un indicador sintético puesto que sobre él influyen variables como las condiciones y hábitos de vida, la salud, la educación, el avance de la medicina, los sistemas de provisión social, etc. No se le escapa a nadie que un elemento muy importante que eleva la esperanza de vida es la disminución de la mortalidad infantil que, por fortuna, en España ha caído drásticamente. La gente vive más, cierto; pero el aumento de la esperanza de vida se explica en parte porque cada vez muere menos gente a edades tempranas. Otro aspecto que hay que tener en cuenta, aunque daría para otro debate, es cómo ha contribuido el Estado del Bienestar, ese que hoy quieren dinamitar todos los que comulgan con el neoliberalismo, al aumento de la esperanza de vida gracias a la universalización de la sanidad y a un sistema de provisión social que amparaba las situaciones de necesidad. Por cierto, corremos el riesgo de que, por vez primera en décadas, al igual que en otros países, la esperanza de vida disminuya en el nuestro. En resumen, todos los razonamientos que no admiten estas matizaciones acaban desembocando en la lógica maldita de los sistemas de capitalización (uno de los primeros lugares donde se puso en marcha fue en el Chile de Pinochet con terribles resultados para los trabajadores), que pretenden sustituir al distributivo universalista en el que rige la solidaridad intergeneracional. Y en este empeño los bancos son los primeros beneficiados porque así harían realidad uno de sus sueños: derivar a los planes privados fondos destinados a las pensiones públicas.

Ahora, según explicaba Toni Ferrer, Secretario de Acción Sindical de UGT, el Gobierno pretende eliminar las jubilaciones parciales en lugar de fomentarlas. El Sr. Zapatero olvida que son fuente de creación de empleo para los jóvenes que, por cierto, son el sector social más castigado por el paro, además de un instrumento muy útil para rejuvenecer las plantillas. Las jubilaciones parciales y, en concreto, el contrato-relevo, es un fórmula beneficiosa para los trabajadores, tanto para los que han culminado una larga vida laboral y que pueden jubilarse antes de los 65 años pero trabajando hasta esa edad unos días o meses al año (cobrando un porcentaje de su salario hasta cumplirlos y a partir de ahí percibiendo el 100% de su cotización) como para los jóvenes trabajadores que gracias a los relevos pueden firmar un contrato indefinido.

Si se eliminan las jubilaciones parciales se fomentarán, quiérase o no, las prejubilaciones, que perjudican doblemente: al erario público y al trabajador. Además, las prejubilaciones, como ya ha quedado constatado sobradamente por la experiencia, no favorecen en nada al crecimiento del empleo.

Pero en el colmo de la desvergüenza, mientras se discute de todo esto, siempre habrá directivos de bancos y de grandes multinacionales que obtendrán jubilaciones multimillonarias antes de cumplir siquiera los 55 años.

Así que me voy al trabajo desalentado. Si el Gobierno se sale con la suya los jóvenes ya no podremos acceder a los contratos-relevo en los que habíamos confiado. No sé si a estas alturas me sorprenden ya las decisiones de un Presidente que, aún, presume de socialista. Pero sí estoy seguro de no sorprenderme si algún día a ZP le empieza a salir una sombra sobre el labio superior que se torna en bigote y comienza a hablar con acento tejano.
  
Edgar Fernández San José, Coordinador del Área de Jóvenes de Izquierda Unida de Azuqueca de Henares

domingo, 9 de enero de 2011

2010, un año para no olvidar


Conocemos las causas de la crisis: un cóctel explosivo de finanzas desreguladas, dinero artificialmente barato, banqueros avariciosos, gestores sin escrúpulos, reguladores corruptos, doctrinas descabelladas, negocios especulativos imposibles y políticos y medios de comunicación cómplices o, en el mejor de los casos, inanes. Ingredientes muy apropiados para una novela de Tom Wolfe.

También sabemos que esta crisis, la peor desde la Gran Depresión de 1929, es una crisis de acumulación del sistema capitalista, que hace aguas por todas partes y que, en sus sucesivos descalabros y batacazos, es muy capaz de llevarse por delante al común de los mortales.

Finalmente, y esto clama al cielo, sabemos que los que están pagando la factura de tanta infamia son los de siempre: los trabajadores, los pensionistas, los jóvenes (estamos a punto de destruir las posibilidades de desarrollo de toda una generación), los parados, los precarios y los inmigrantes; esto es, el pueblo llano, el que siempre se carga al costillar el peso de los abusos ajenos.

¿Cómo ha actuado nuestro gobierno en esta coyuntura tan desgraciada?

Primero, negando la evidencia, perdiendo el tiempo y tratando al respetable con muy poco respeto. Ilustraré estas afirmaciones con algunos ejemplos.

No tiene pase que el Sr. Zapatero dijera en julio de 2007 que en la “próxima legislatura se alcanzará el pleno empleo en España”, cuando era ya una evidencia que en EEUU se había inflado la mayor burbuja de la historia alrededor del precio de la vivienda, y que en nuestro país se daba una situación pareja e igualmente peligrosa. Como antes de la erupción de un volcán, en la primera parte del año 2007 había signos más que preocupantes de lo que se avecinaba. Por ejemplo, en marzo, una filial del banco británico HSBC, enfangada hasta el pescuezo en el negocio de las hipotecas basura, registró pérdidas millonarias.  En abril una operadora hipotecaria norteamericana, New Century Financial, también metida en esas turbiedades, se declaraba en quiebra. Además, por entonces corrían informes económicos que advertían de los riesgos de implosión de las finanzas mundiales, que eran despreciados por la economía ortodoxa instalada en la inopia. Por lo visto, para nuestro Presidente y sus asesores todos estos indicios carecían de importancia.

Es imperdonable que el Sr. Zapatero afirmara en agosto, coincidiendo con el anuncio del BNP Paribas de que tres de sus fondos de inversión se habían evaporado, que “España está a salvo de la crisis financiera”, cuando un mes antes, para él, la palabra crisis no figuraba ni en el diccionario. Contra el optimismo basado en la nadería del señor Zapatero, agosto fue un mes abundante en fumarolas, temblores y olor a azufre: al anuncio del BNP se sumó el rescate con fondos públicos y privados del banco alemán Sachsen LB, y la quiebra en Londres del fondo especializado en hipotecas basura Cheyne Capital. En cualquier caso, con crisis o sin ella, nuestro Presidente auguraba en agosto de 2007 que la crisis no haría mella en España, como si nuestro país no estuviera en este mundo y sus bancos no se alimentaran del mismo combustible que el resto: con dinero enloquecido.

En septiembre de ese mismo año, coincidiendo con la suspensión de pagos del banco británico Northern Rock, el Sr. Zapatero tuvo la osadía de afirmar que “no habrá ninguna repercusión directa en el mercado inmobiliario y en el sistema financiero español” ya que “la crisis de EEUU no afectará a España en absoluto”. 

La temeridad del Presidente del Gobierno no se arrugó a pesar de que en el año 2007 el mundo presenció atónito las intervenciones de los bancos centrales de los EEUU, Japón y la Unión Europea para frenar el pánico desatado por las pérdidas multimillonarias de instituciones financieras globales como Bear Sterns, Morgan Stanley, Merrill Lynch, Citigroup, Wachovia, el IKB alemán, el USB suizo o la quiebra del británico Northern Rock Bank.

Seguidor del principio que sostiene que los demás no te ven si te tapas bien los ojos, el Sr. Zapatero se acostó el 31 de diciembre del 2007 asegurándonos que eso de la crisis era una pamema y que, de haberla, no tendría que preocuparnos puesto que España sería inmune a sus consecuencias.

El Presidente del Gobierno comenzó 2008 con idéntico optimismo y con el ánimo enhiesto. Qué más daba si trece fondos y bancos de inversión, algunos de ellos de dimensiones colosales, se hundían y amenazaban con arrastrar también al abismo a todo lo que tenían a su alrededor. Qué irrelevante debía de ser para el Sr. Presidente que los bancos centrales hubieran inyectado cantidades astronómicas de dinero a los mercados privados para evitar que la corriente de préstamos interbancarios, que es como la corriente del golfo financiera, se paralizara y, con ella, se congelase la economía mundial. No ha de sorprender, en consecuencia, que el Sr. Zapatero comenzara el año 2008 afirmando en una entrevista concedida al diario El Mundo que “es una falacia que España se encuentre en crisis económica; es puro catastrofismo” y que, “una vez superada Italia en términos de renta per cápita, podremos superar a Francia en el 2013. Por cierto, y advierto en ello algo de maldad por su partido, dicha entrevista puede consultarse aún en la página web del PSOE.

De los augurios de botica del presidente, allá por 2008, se deducían al menos tres consecuencias: la primera, que a nuestro país, la crisis, ni fu ni fa; la segunda, que alrededor del 2013 España alcanzaría una situación de pleno empleo; la tercera, que en ese año nuestro país estaría en condiciones de superar a Francia en PIB por habitante. Sería fácil hacer un chiste de tanta predicción errada si es que la cosa tuviera gracia. Además, la prudencia aconseja que no sigamos desenredando este hilo para no tener que arrepentirnos después por lo que pudiéramos escribir.

La realidad no se dejaba intimidar por las bienaventuranzas del Presidente. En el año 2008, a pesar de los anuncios beatos del Sr. Zapatero, se desbocaron las furias. La banca de inversiones Goldman Sachs entró en una situación muy delicada. Carlyle Capital, uno de los mayores fondos de inversión privados del mundo, se derrumbó. Lehman Brothers anunció la bancarrota. Fannie Mae y Freddi Mac, dos grandes sociedades hipotecarias estadounidenses, advirtieron que su situación era límite y acabaron nacionalizadas. Islandia se fue a pique que es igual que decir que el sistema financiero británico atravesó momentos críticos, mientras que la libra esterlina caía en picado. La Reserva Federal rescató a la aseguradora AIG nacionalizándola también. El Congreso de los EEUU otorgó al Departamento del Tesoro la autorizacion para gastar hasta 700.000 mil millones de dólares (un 5% del PIB nacional) en la compra de activos tóxicos. No bastando con ello, la Corporación de Seguros del Depósito Federal acordó garantizar deudas emitidas por grandes instituciones financieras privadas, transfiriendo el riesgo de los inversores a los contribuyentes, con lo que la administración republicana de Bush impuso en EEUU la mayor intervención económica desde la Segunda Guerra Mundial, si bien bajo la forma de socialismo para ricos: lo que gane para mí, lo que pierda para ti. El resto de los bancos centrales, por su parte, no eran capaces de aplacar la furia desatada por un mercado en quiebra por más dinero que destinaban a comprar activos ruinosos. La puntilla a tanta catástrofe la dio en diciembre un timador llamado Madoff, cuando se hizo público que había volatilizado 50.000 millones de dólares de inversores avariciosos y deshonestos de la buena sociedad neoyorquina a través del viejo truco del esquema Ponzi. La estafa, la mayor cometida desde que los homínidos caminan erguidos, dejó con el trasero al aire a sus clientes y contaminó con más desechos a una banca que ya no respiraba. El “fin del mundo” pronosticado por los aztecas para el 2012 estuvo a punto de producirse en el 2008.

Tanto desfalco y bancarrota acarrearon lo inevitable: la recesión de la economía mundial que, como era previsible, afectó con especial gravedad a la economía española, muy dependiente del turismo, del ladrillo y del crédito asociado a la construcción privada. La cosa se puso tan fea para nuestro país que el entonces presidente de la patronal, Díaz Ferrán, propuso la suspensión temporal del capitalismo en España, implorando al Gobierno ayudas y una intervención al estilo de los planes quinquenales. Algo parecido hizo el Presidente de Francia, aunque con mucha más retórica y con algo del mensaje antiglobalizador que, años atrás, había intentado reprimir a base de estacazos en ese berceau de l’eau minérale naturelle que es el balneario de Evian.

Aunque no se trata de disculpar los dislates del Sr. Zapatero, que son infinidad y notables, muchos otros sostuvieron por entonces lo que el Presidente decía, cada uno a su manera, desde su tribuna y para su parroquia. Ministros, catedráticos, fundaciones, partidos políticos comprometidos con el neoliberalismo, medios de comunicación, institutos de investigación, eclesiásticos, ecónomos, bancos centrales y demás  cultivaron las mismas engañifas. Lo que ocurre, y aquí estriba la diferencia, es que estos otros tuvieron la habilidad de ocultar mejor que nuestro Presidente sus yerros y desvaríos, con el fin de redimirse y aparecer ahora ante la opinión pública como gentes de criterio en quienes confiar.

Dijimos antes que el primer error del Sr. Presidente fue negar la evidencia. El segundo error, aún más grosero e imperdonable, fue aliarse con los responsables de la crisis al aplicar en el 2010 la política más antisocial de la historia de nuestra democracia.

En el año que acaba de terminar, el Sr. Zapatero decidió abandonar las políticas de estímulo keynesiano y aplicar una política brutal de recortes que afectan especialmente a los trabajadores, aduciendo que era preciso reducir el déficit, y todo ello después de haberle perdonado impuestos a los más ricos y de haber entregado sin garantías unos 30.000 millones de euros a una banca irresponsable. Por vez primera en la historia de la democracia se rebajó el sueldo de los trabajadores públicos un 5%, lo que provocó una huelga general de la función pública en junio, a lo que se añadió la decisión de congelar las pensiones. Además, impuso una reforma laboral consistente en abaratar el despido, socavar la negociación colectiva y debilitar la tutela judicial en los litigios laborales, que nos llevó, el pasado mes de septiembre, a la primera huelga general del siglo en nuestro país. Y no satisfecho con todo esto, el Sr. Zapatero anuncia que hay que subir la edad de jubilación de los 65 a los 67 años, alargando además el cómputo de la vida laboral para el cálculo de la pensión (lo que, en la práctica, significará reducir de una manera muy significativa lo que cobrarán los pensionistas) y que la ayuda de los 426 euros, la última tabla de salvación a la que se agarran cientos de miles de ciudadanos que no disponen de ingresos y que impide que caigan en la marginalidad, desparecerá el próximo mes de febrero. El Sr. Presidente, en el año 2010, ha decidido que de la crisis se sale aplastando a los trabajadores y amparando a los culpables que la provocaron. Obviamente, la vieja receta neoliberal.

La enésima crisis financiera del capitalismo nos ha dejado tres años después con más de un 20% de parados, con una economía en recesión, con más precariedad, exclusión social, pobreza y desigualdad. La crisis ha dañado gravemente los mecanismos sociales de cohesión, ha deteriorado nuestra legislación laboral y las cuentas públicas, ha inoculado en nuestra sociedad el virus del miedo y de la desconfianza y, como consecuencia de todo lo anterior, la ha dejado más desprotegida ante la demagogia del populismo y de la extrema derecha. Nos ha ocurrido lo mismo que a México, Brasil, Argentina, Chile, Filipinas, Tailandia y Polonia tras la crisis financiera de 1995, o que a Indonesia, Malasia, Filipinas, Tailandia, Taiwan, Singapur, Corea del Sur, Argentina, Australia, Nueva Zelanda, Turquía y Rusia tras la crisis de 1997, o que a Grecia, Portugal, Irlanda, Bélgica, Italia o Reino Unido hoy. Menos mal que, según el Sr. Zapatero, España iba a quedar al margen de las consecuencias de la crisis.

Reconstruir lo dañado va a resultar muy difícil. Pero, sea como fuere, cualquier ensayo creíble de recuperar lo perdido pasa por abolir el estado de cosas que hizo posible la crisis y por castigar a los culpables. En resumen, 2010 pasará a los anales de la infamia como el año en el que se perpetró la mayor agresión contra los trabajadores y contra los fundamentos sociales de nuestro país y de nuestras leyes, al menos desde que tenemos uso de razón democrática. El Gobierno del Sr. Zapatero decidió que las cosas fuesen así. Ni siquiera tuvo el detalle de explicarle a los ciudadanos las razones por las que era necesario atropellarlos socialmente primero para, supuestamente, proceder a salvarlos después, o que la democracia es una pantomima porque los que de verdad deciden no son elegidos por los ciudadanos, siendo los que gobiernan malos actores de un drama escrito por otros.

Que en la conciencia de este gobierno quede el peso de la culpa cometida. Por otra parte, no tengo ninguna duda de que el PP, de haber gobernado, lo habría hecho aún peor, aplicando con más saña y entusiasmo los ajustes dictados por otros más allá de nuestras fronteras. En eso consiste su idea de patriotismo.

Así fue el año 2010. No deberíamos olvidarlo nunca y menos aún cuando ejerzamos el derecho al voto en unas elecciones.

Emilio Alvarado Pérez, Primer Teniente de Alcalde, Concejal de Cultura y otros Servicios y candidato a la Alcaldía de Azuqueca de Henares

Cosas efímeras


Comenzamos a hablar de cómo había ido la mañana. Mientras, la camarera servía el café con leche para degusto del paladar y superar el sueño mañanero de un nuevo día. De fondo escucho esa vieja canción, “El sitio de mi recreo”, de Antonio Vega. Frente a mí hay una tele, con una de esas tertulias matutinas en la que los periodistas, del PSOE y del PP, debaten cómo resolver los problemas de España y del mundo. Se hace raro el estar tomando un café sin humos de cigarros y puros. Ha entrado en vigor la nueva Ley Anti-Tabaco. Pero, a pesar de no haber humo de ese, la situación está que arde. Leo en el periódico que habrá reforma laboral y que tendrán que producirse más recortes sociales; que la edad de jubilación subirá de los 65 hasta los 67 años; que los bancos siguen sin dar pasta a ciudadanos y a empresas, ¿dónde habrán metido entonces el dinero que ZP les dio al principio de la crisis? Escucho en las tertulias que la luz ha subido, que el gasoil y la gasolina incrementan su precio. Por cierto, qué terrible lo de CNN+, la han cerrado y ahora, en su lugar, ponen telebasura, perdón el telehermano (que a todos los efectos es lo mismo) las 24 horas del día.

Es curioso, cuantas más necesidades sociales hay, más recortes se aprueban. Esto es el mundo al revés. Por ejemplo, dicen que es necesario abaratar el despido para flexibilizar el mercado laboral porque de ello se derivará más empleo. Es decir, primero te despiden por menos para, en el mejor de los casos, contratarte después también por menos. En definitiva, que para las empresas no somos más que mercancía, cuanto más barata y sumisa mejor. Por eso hay los sueldos que hay. Cuanto más fácil sea despedir, menos costosos somos. Y cuantos menos derechos tengamos más libertad habrá. Eso es lo que nos dicen, pero llegados a este punto la pregunta que hay que hacerse es: ¿libertad para quién y para qué? ¿todo esto es mejor para quién y para hacer qué? La respuesta es evidente: mejor para eso que llaman MERCADO. De lo que se trata es que el CAPITAL haga lo que quiera, cómodamente, a sus anchas. Afirma Ulrich Beck en su ensayo Un nuevo mundo feliz lo siguiente: “cuantas más relaciones laborales se desregularizan y flexibilizan más rápidamente se transforma la sociedad laboral en una sociedad de riesgo.” Según su previsión, una idea se impone allá donde miremos: “la inseguridad endémica será el rasgo distintivo que caracterice en el futuro el modo de vida de la mayoría de los humanos.”

Y es que, amigos, los PODERES FINANCIEROS son los que tienen el poder real o la sartén por el mango como diría el castizo. Eso de ir a votar cada cuatro años está bien, ya que así expresas con libertad tú forma de pensar. Pero si un gobierno legitimado por las urnas tuerce el rumbo con el fin de abandonar el redil capitalista, esos poderes son capaces de hundirlo. Vivimos tiempos de infortunio para casi todos, pero son también tiempos del gran festín para unos pocos: los tiempos del gran triunfo de la MANO INVISIBLE. Cuanto más efímero sea todo mejor, más cómoda se sentirá para, desde la invisibilidad, mover los hilos de unas marionetas que somos nosotros. ¡Y es que últimamente todo es tan efímero!

Bueno, voy a pagar el café que me he pedido con cargo a la subida de la luz, como dice el Ministro Sebastián. Me marcho, que tengo que seguir buscando trabajo. Aunque tengo que decir que gracias a los Planes de Empleo y a las plazas efímeras que han ido saliendo en el Ayuntamiento de Azuqueca de Henares he podido ir sobreviviendo, al igual que muchas otras personas en idéntica situación a la mía.

Por cierto, ya para terminar, la crítica que hace el PP al Plan E y similares es pura demagogia. Si tanto les disgusta no se porqué no lo han rechazado en todos los municipios donde gobiernan. Bueno, amigos y amigas, nos seguimos leyendo, escuchando y viendo. Ciao.

Iñaki Mañas García, militante de IU de Azuqueca de Henares, Sociólogo, Parado y Radiólogo (experto en radio)

Azuqueca de Henares también es verde

Parque del Norte desde una de sus entradas
Todo el que vive en Azuqueca de Henares sabe que es un pueblo singular. Un pueblo en el que conviven vecinos de toda la vida con gentes llegadas de muchos puntos del planeta, en el que se mezclan la industria con los pequeños campos agrícolas, y en el que hay un equilibrio entre las edificaciones y los parques y jardines. A este último punto es al que quiero referirme.

Quizás muchos piensan que con la llegada de la fiebre constructora a nuestro país Azuqueca se quedó huérfana de zonas verdes, pero no es así. Exactamente ha ocurrido lo contrario. Además de que hemos tenido un desarrollo urbanístico muy ordenado, desde hace once años a esta parte las zonas verdes en Azuqueca han crecido con mucha generosidad, y algunos de sus parques más tradicionales han sido remodelados y mejorados. Este período coincide con el hecho de que IU ha sido responsable durante ese periodo de tiempo de las concejalías de Parques y Jardines y de Medio Ambiente, estando dirigidas ambas por Victorio Calles.

A los hechos me remito. Partiendo desde el Ayuntamiento me propongo dar un paseo por las zonas verdes de Azuqueca. La primera con la que nos encontramos es el Parque de la Constitución que, para los que no lo sepan, hace pocos años era un jardín de uso y disfrute privado. Hoy día, además de ser público ha sido mejorado y en él encontramos zonas ajardinadas, una pista deportiva y un parque infantil para el deleite de los más pequeños. También es un buen lugar donde cobijarse durante los calurosos días del verano azudense ya que los antiguos y grandes árboles que lo rodean proporcionan una sombra muy fresca. Estos grandes árboles forman parte del paisaje de Azuqueca y los más viejos del lugar, al contemplarlos, recuerdan con nostalgia su pasado.

Continuando por la Avenida de Alcalá, ya cerca del recinto ferial, nos encontramos con la  zona verde más antigua de Azuqueca y que constituye sin lugar a dudas el pulmón de nuestra ciudad. Me refiero al Parque de la Quebradilla. Esta vasta extensión de terreno ha sido remodelada no hace muchos años, y ahora podemos encontrar en ella un lago, un riachuelo, un parque infantil, una zona habilitada para los patinadores así como otra preparada para el juego de petanca con el que disfrutan los mayores y, como ciertas aficiones no conocen de edades, gentes cada vez más jóvenes. Sin embargo, lo que hace especial a este parque es el contraste entre las zonas ajardinadas con las grandes coníferas y la vegetación de monte bajo que alberga, así como la pequeña zona de olivos que configura uno de sus límites.

En la otra punta del municipio, en el barrio de Vallehermoso, encontramos otra gran zona verde de nueva creación, el Parque del Norte. Este parque discurre sobre un paseo principal con trazado curvo, protegido a ambos lados por árboles de gran porte. Son árboles de ribera entre los que predominan el álamo blanco, el fresno, la acacia, el olmo, la melia, el sauce y el castaño de indias. A su vez, en su interior tiene una pradera con merendero, unas pistas deportivas y dos zonas de juegos infantiles, en las que destaca una tirolina que hace las delicias de los jóvenes. Para muchos de nosotros este parque es conocido como “el parque de la tirolina”, por los buenos momentos que hemos vivido en torno a esta singular atracción. Por cierto, adelanto que en poco tiempo disfrutaremos de una segunda tirolina en Azuqueca de Henares.

Muy cerca del Parque del Norte nos encontramos con el Parque de San Lorenzo, conocido popularmente como el parque de la Pirámide, por la estructura tapizada de césped que alberga. Es un parque pequeñito y recoleto que da frescor a uno de los barrios tradicionales de nuestra ciudad. También cuenta con una zona de juegos infantiles.

Continuando nuestro recorrido llegamos al Parque de la Ermita. Este parque rodea la Ermita de la Soledad, uno de los monumentos que tiene nuestra localidad y que fue construida en el siglo XVII basándose en la arquitectura de estilo renacentista. Este parque se ha remodelado durante esta legislatura y en él encontramos las típicas zonas ajardinadas, una zona de juegos infantiles, la tradicional fuente que lleva ahí desde que un servidor tiene uso de razón así como otra más pequeña con agua potable. Es interesante recordar que en el lugar que ocupa este parque antes había un frontón y que en él se encontraba el antiguo cementerio municipal.

En último lugar encontramos dos parques de muy reciente creación: el Parque del Lavadero y el  Parque Buero Vallejo, situados uno en cada extremo de Azuqueca. El Parque del Lavadero es un parque joven y lineal en el que se alternan zonas de altiplano con otras en forma de terraza debido al talud en el que se  encuentra situado y que ha de salvar. En él encontramos zonas ajardinadas, una zona infantil y árboles jóvenes que se van afianzando día a día. En su entrada está uno de los antiguos lavaderos de Azuqueca (había otros tres más, uno junto a la  Fuente de los Leones, el otro en la Fuente de la Cigüeña situada en la actual Avenida de Torrelaguna y el tercero en la Plaza de San Miguel) ya remodelado y antaño lugar de peregrinaje para hacer la colada. Por otra parte, el Parque Buero Vallejo es un parque urbano y lineal con zonas ajardinadas, estanque y juegos infantiles, que fue inaugurado por  Doña Victoria Rodríguez Clavijo, esposa de nuestro gran dramaturgo.

Nuestro paseo puede concluir en el Parque de los Almendros que cuenta con praderas, árboles de bajo porte, una gran explanada de tierra y zona de juegos infantiles.

Este recorrido no estaría completo sin hacer una mínima mención a las zonas verdes situadas en la Plaza Castilla, la Avenida del Ferrocarril, el arboreto de Asfain, las amplísimas zonas verdes de las Avenidas Clara Campoamor y Federico García Lorca, las replantaciones anuales y el Aula de la Naturaleza, auténtico vivero urbano situado en pleno corazón de Azuqueca. Además, es preciso destacar la zona del Río Henares, donde se encuentra una de nuestras joyas medioambientales, la Reserva Ornitológica, puesta en marcha la legislatura pasada por la Concejalía de Medio Ambiente dirigida por Victorio Calles y situada en lo que en su momento fue la antigua depuradora de decantación. En la actualidad es un santuario para las aves migratorias además de lugar de estudio para científicos y amantes de la naturaleza. Por sus instalaciones pasan cada año, en visitas guiadas y controladas, cientos de estudiantes y vecinos. Por cierto, hace algunos años, en plena expansión del ladrillo, hubo un momento en el que el Partido Popular insinuó que había que reconsiderar la idea de no construir al otro lado de la Nacional II. Estoy seguro de que si el PP hubiera gobernado se habría edificado al otro lado de la Nacional II, con lo que se habría segmentado el municipio y dañado de forma irreversible el futuro de la Reserva Ornitológica. Y todo para favorecer intereses especulativos.

Esta es la realidad. Aunque a muchos de ustedes les parezca increíble, Azuqueca de Henares cuenta con muchísimas zonas verdes que se han creado precisamente en los últimos años. Sin embargo, esta realidad parece no existir para el Partido Popular de Azuqueca de Henares, que vive sometido a la tiranía del capitalismo puro y duro que no entiende ni de medio ambiente ni de árboles. Azuqueca de Henares, por mucho que les pese a los señores del PP, tiene hoy más árboles, más zonas verdes y más parques que nunca. Y los pocos árboles que se talan, que en eso consiste también cuidar los parques, lo son por muerte, enfermedad o por peligro para la seguridad de las personas y con informe previo de los técnicos de jardinería. Como el PP no puede reprochar nada a la política que IU ha venido desarrollando en materia de parques y jardines, se dedica a acusar sin fundamento de que en nuestra ciudad se talan indiscriminadamente árboles que están en buen estado, sin molestarse en dirigirse previamente a nuestro concejal y preguntarle los motivos. Si las acusaciones del PP sobre este particular fuesen ciertas en Azuqueca no quedarían árboles, cosa que es perfectamente mentira. Como dijimos antes, el actual no-portavoz del PP, ya que no habla en los plenos y sólo concede entrevistas pactadas y con preguntas cerradas, y futurible candidato del Partido Popular a la alcaldía de Azuqueca de Henares, nunca dejó claras sus intenciones sobre si, llegado el caso, permitiría construir al otro lado de la Nacional II. Por eso considero que es un peligro que pudiera llegar a ser alcalde.

El PP de Azuqueca pretende obtener rédito electoral haciéndose pasar una vez más por lo que no es,  por un partido al que le preocupa el medio ambiente, cuando nunca ha sido así y como ejemplos tenemos a Rajoy, que escudándose en su primo, confundió ignorantemente el tiempo con el clima y tuvo la desfachatez de afirmar que no había cambio climático, o a la progresiva disminución de zonas verdes en ciudades gobernadas por el PP como es el caso de Madrid o Valencia, o las declaraciones de Esperanza Aguirre y José María Aznar negando también el cambio climático.

Si los concejales del Partido Popular de Azuqueca se molestaran en recorrer el municipio en el que viven (bueno, alguno de ellos ni siquiera vive en Azuqueca), verían que todo lo que anteriormente he expuesto es cierto y que no ha sido la invención de un joven de 21 años vecino de los de siempre de Azuqueca.

Como conclusión de todo lo dicho me gustaría recordar una breve cita de Francis Bacon que dice así: "La naturaleza está a menudo escondida, a veces dominada, raramente extinguida” con la que quiero invitar a todos los ciudadanos y a las personas que visitan nuestro municipio a que busquen la naturaleza que hay en su interior, ya que la pueden encontrar en el lugar más insospechado.

Miguel Óscar Aparicio, militante de Izquierda Unida de Azuqueca de Henares

jueves, 6 de enero de 2011

Los despilfarros del PP

Fuente Diario Público, 12 de diciembre de 2010

Dediquemos unas palabrillas a un asunto que debería dar mucho más de sí: la relación, más que amigable, entre el crecimiento de la deuda municipal y los gobiernos del PP.

De los veinte ayuntamientos más endeudados de España (a 31 de diciembre de 2009), once son del PP: mayoría absoluta.

La deuda de esos once ayuntamientos supone más del 75% del total de la deuda de los veinte ayuntamientos más endeudados de nuestro país. Esos once ayuntamientos del PP acumulan una deuda de 9.674 millones de euros, mientras que los otros nueve consistorios que no están gobernados por el PP suman una deuda de 3.145 millones de euros. La relación es elocuente: de 3 a 1.

De esos once ayuntamientos muy endeudados y gobernados por el PP, ocho se encuentran en Comunidades Autónomas gobernadas también por el PP, por lo que  en su caso no cabe acudir al socorrido victimismo, al que es tan dado el PP, para explicar una situación que, en el caso de Madrid o Valencia, es pura y llanamente de quiebra.

Hay otros datos muy llamativos que conviene recordar.  El Ayuntamiento de Madrid, por sí solo, debe casi tanto dinero como el resto de las capitales de provincia de España y acumula casi un cuarto de la deuda municipal de todos los consistorios españoles, que son más de 8.100. El caso de Valencia, el segundo ayuntamiento más endeudado de España, es también escandaloso aunque por otra razón: debe más que Barcelona aunque tiene la mitad de habitantes que Barcelona. Algo peor le ocurre al Ayuntamiento de Málaga, gobernado por el PP, que debe casi tanto como el de Barcelona aunque cuenta con un tercio de su población.

Esto quiere decir que los ayuntamientos del PP gastan más que el resto, gastan mucho peor que el resto y, sobre todo, elevan el gasto a proporciones astronómicas para aplicar después, una vez provocada la bancarrota, recortes brutales y privatizaciones a mansalva.

Es del todo admirable cómo consigue el PP predicar exactamente lo contrario de lo que hace, sin que ello produzca ni indignación ni censura. Son como la Iglesia, que afirma que su reino no es de este mundo pero que, con total desempacho, mete la mano allá donde sea posible el mangoneo aunque resulte muy terrenal.

Las hechos cantan como pajarillos en una mañana de mayo: los señores del PP son unos manirrotos, además de amparadores de redes de corrupción. ¿Cómo se atreven, por tanto, a hablar de moralidad o de buena gestión en el ámbito municipal? Y, sobre todo, ¿cómo hay gente que aún los cree? Quizás es que ya hemos llegado a ese punto de la manipulación en el que la gente cree sólo en aquello que cree saber.

Emilio Alvarado Pérez, Primer Teniente de Alcalde, Concejal de Cultura y Otros Servicios, y candidato a la alcaldía de Azuqeuca de Henares.

lunes, 3 de enero de 2011

Creamos a Casandra


Cuenta la mitología griega la leyenda de Casandra, hija de los reyes de Troya, que pactó con Apolo el que éste le concediera el don de la clarividencia a cambio de sus favores carnales. Apolo cumplió la parte del trato que le correspondía pero Casandra no. Sintiéndose traicionado, Apolo la condenó a que nadie la creyera. Entre sus visiones Casandra predijo la caída de Troya. Nadie dio crédito a su profecía porque, inexorable, la maldición de Apolo se cumplió. Es más, los que la escucharon la tomaron por loca y la ciudad de la que sus padres eran reyes terminó, desprevenida, en manos de los aqueos.

Escuché por vez primera esta leyenda en un concierto de Ismael Serrano, cuando el cantautor madrileño presentaba su canción Casandra y comparaba el mito de la princesa de Troya con lo sucedido en la guerra de Irak, contra la que nos manifestamos millones de ciudadanos en el mundo porque sabíamos que lejos de la afirmación de que esa sangrienta guerra haría que el mundo fuese más seguro, con ella se pondría en el filo de la navaja no sólo a los iraquíes sino también a muchos ciudadanos de otros países. Y como a Casandra, nadie nos hizo caso, se nos tomó por irresponsables cuando no por locos. Desgraciadamente, las bombas cayeron sobre la ciudad de “Las mil y una noches”, y aún hoy no han dejado de morir civiles en Irak, como también murieron en Londres o Madrid.

Pero en los últimos tiempos ha habido más profecías inadvertidas. Sin rebuscar mucho en la memoria, de nuevo, se ha repetido el mito de Casandra. En los años de euforia especulativa algunos advertimos que se avecinaba una crisis económica. No éramos pocos los que en nuestro país avisamos de lo que se nos venía encima, pero carecíamos de canales adecuados para difundir la advertencia: ciudadanos corrientes, sindicalistas, políticos que no estaban obnubilados por los cantos de sirena del superávit y del crecimiento del PIB, organizaciones y movimientos sociales contrarios a la globalización neoliberal y reputados economistas españoles como los profesores Vicenç Navarro y Juan Torres López, por ejemplo.

Sabíamos que la burbuja inmobiliaria no se mantendría eternamente, que algún día estallaría y que su onda expansiva salpicaría sobre todo a las clases trabajadoras. Vaticinábamos que los aportes multimillonarios a la banca, lejos de repercutir positivamente en los consumidores y en los pequeños empresarios, acarrearían riqueza para los poderosos y que irían acompañados de cierres de PYMES que no podrían hacer frente a sus pagos, desahucios, aumento del paro, recortes salariales, pérdida de derechos sociales y laborales, etc.

Algunos sosteníamos desde hacía tiempo que las políticas económicas del PSOE se parecerían cada vez más a las del PP. Afirmábamos tal cosa principalmente porque llovía sobre mojado. Por hacer estos presagios fuimos tachados de agoreros, de radicales antisistema, de trasnochados. Y, sobre todo, fuimos condenados al olvido y a la manipulación de los medios de comunicación, esclavos de las grandes multinacionales y de los fondos de inversión. Lo decisivo era desacreditar nuestras predicciones para que no trascendieran y pusieran en peligro un cotarro muy rentable para unos pocos. A cambio, estos medios nos tomaron a todos por estúpidos ofreciéndonos raciones dobles de Cachuli y de Belén Esteban, como ejemplos de que en nuestro sistema es fácil hacerse rico y alcanzar la fama con muy poco esfuerzo, supuestos éstos que, como sostenía Ignacio Escolar en uno de sus artículos en Público, rayan la obscenidad ya que el común de los mortales se pasa la vida trabajando como un animal por un salario cada vez menor.

Hoy sabemos que para no ceder más derechos e intentar recuperar los arrebatados debemos movilizarnos, revelarnos, no conformarnos. Sabemos que si no damos la oportunidad a políticas de renovación que favorezcan el cambio estaremos perdidos, porque la derecha por más que se diga no va a mirar por los trabajadores y quienes anteayer se decían socialistas dejaron de serlo hace ya mucho tiempo.

Así que no nos apliquemos la maldición de Apolo o acabaremos por no creer ni en nosotros mismos. Somos muchos, somos la inmensa mayoría. Si luchamos con inteligencia evitaremos ser maldecidos por nuestros enemigos. Creamos a Casandra.


Edgar Fernández San José, Coordinador del Área de Jóvenes de Izquierda Unida de Azuqueca de Henares

domingo, 2 de enero de 2011

La reforma de las pensiones

Reunión de la Comisión del Pacto de Toledo, 29 de diciembre de 2010
Aprovechando las fiestas navideñas, quizás con la intención de mitigar los efectos de la “buena nueva”, el ejecutivo ha decidido tocar un nuevo palo de la baraja social: las pensiones. Después de la preocupación que tiene la ciudadanía por la situación del desempleo y por el aumento de la edad de jubilación, Zapatero nos hace su “particular regalo navideño” adelantándonos en qué consistirá el “pensionazo”.

Pero vayamos al grano. Oímos diariamente hablar del Pacto de Toledo pero, en qué consiste: se denomina Pacto de Toledo a la aprobación por el pleno del Congreso de los Diputados, durante la sesión del 6 de abril de 1995, del documento previamente aprobado por la Comisión de Presupuestos el día 30 de marzo de 1995, referente al "análisis de los problemas estructurales del sistema de seguridad social y de las principales reformas que deberán acometerse". Dicha aprobación tuvo su origen en una proposición no de ley de CiU que propuso la inclusión de una ponencia  (número 154/4) sobre la cuestión de la seguridad social en la comisión de presupuestos del Congreso de los Diputados. Posteriormente se creó una comisión parlamentaria con integrantes de los diferentes partidos políticos, en la que se residenció la capacidad de consensuar y decidir sobre las posibles reformas del sistema de pensiones.

El pasado 29 de Diciembre, en el seno de la Comisión del Pacto de Toledo, se trató el nuevo proyecto del Gobierno de reforma de las pensiones incluyendo entre las 21 recomendaciones, un desacuerdo explícito al incremento de la edad de jubilación hasta los 67 años y críticas a la congelación de las pensiones.

Pero después de tanto embrollo de pacto, de recortes..., es conveniente que se explique cómo nos van a afectar estas medidas:

1.- Período de cómputo: hasta ahora las pensiones se calculan sobre la base de las cotizaciones de los últimos 15 años de vida laboral. Los grupos políticos no han concretado cuánto tiempo debe abarcar el nuevo periodo, pero el Gobierno desea ampliarlo hasta los 20 o 25 años. El efecto de esta medida supone un recorte sobre las pensiones futuras.

2.- Prejubilaciones y jubilación anticipada: el principal objetivo de la reforma es aumentar la edad de jubilación que ahora está en 63 años y cuatro meses. Uno de los caminos para lograrlo es poner límite a las prejubilaciones y por ello la comisión propone incentivar la permanencia en el puesto de trabajo de los empleados mayores de 55 años.

3.- Actualización anual: hasta ahora el criterio seguido para actualizar cada año las pensiones ha sido la evolución de los precios. En estos momentos los grupos parlamentarios mayoritarios recomiendan tener en cuenta otros indicadores como la evolución de los salarios, la de la economía o la marcha de las cotizaciones a la Seguridad Social.

4.- Viudedad y horfandad: la propuesta supone mejorar las pagas que reciben los mayores de 65 años, en muchos casos al borde de la pobreza. La recomendación más concreta del Pacto de Toledo atañe a las pensiones de orfandad en el sentido de que el huérfano pueda cobrarlas hasta los 25 años, y no hasta los 24 como hasta ahora.

5.- Fondos de pensiones privados: el Pacto de Toledo siempre ha recomendado la suscripción de planes privados de pensiones (individuales o colectivos) para que el pensionista no pierda mucho poder adquisitivo al jubilarse. Para impulsar la contratación de este tipo de productos financieros, la Comisión reclama al Gobierno la práctica de un tratamiento fiscal más favorable.

6.-Aumento de pensiones y cotizaciones máximas: una de las propuestas es aumentar los topes de las pensiones máximas para que haya una mayor correspondencia entre lo cotizado y la pensión.

A pesar de las críticas y de la ambigüedad de algunas de las recomendaciones de esta comisión, el texto da "manos libres" al Gobierno para un eventual aumento del cálculo de las pensiones -se estima que el gobierno baraja aumentarlo de 15 a 20 años y más tarde a 25- y el anunciado retraso en la edad de jubilación de 65 a 67 años.

Partidos como BNG, IU y ERC mostraron su disconformidad con el texto aprobado, por ambiguo y abierto, pero, sobre todo, porque el Presidente de Gobierno ha anunciado que el Consejo de Ministros prevé aprobar un proyecto de ley en el que, en la práctica, se dinamitarán las propuestas de la Comisión parlamentaria.


Este es el planteamiento de los nuevos recortes que nos anuncia el ejecutivo. No tardaremos mucho en comprobar cómo nos van a afectar. Pero ya sabemos que con el triunfo del neoliberalismo en Europa, las medidas adoptadas supondrán otra merma más en los derechos fundamentales de la ciudadanía, de la que ya es coautor nuestro gobierno socialista.


María José Pérez Salazar, militante de IU de Azuqueca de Henares