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Interminables colas de parados cada vez más desprotegidos forman parte del paisaje nacional |
La crisis capitalista que azota al mundo y que se ceba vilmente en los más débiles, ha provocado en España y en muchos otros países un aumento considerable del número de ciudadanos que han tenido que recurrir a la
Renta Mínima de Inserción o a mecanismos similares de protección social
. Sobre este particular
, las cifras
en nuestro país son dolorosamente elocuentes: si en 2007 apenas se había incrementado un 0,40% respecto al año anterior, en 2008 subió más de un 10%, y en 2009 el salto fue del 37,3%.
Las rentas de inserción o rentas básicas las solicita el ciudadano en las oficinas de los servicios sociales públicos. Son la última red de protección cuando ya no se dispone de ningún otro recurso económico o se han perdido definitivamente los que se recibían: primero el desempleo y después las demás ayudas que el Gobierno puso en marcha para paliar las consecuencias de la crisis, como fueron el Plan Prodi, que en febrero del 2011 fue sustituido por el Plan Prepara, versión recortada y mezquina del anterior.
La gravedad y duración de la crisis ha provocado un cambio del perfil tipo del solicitante de estas rentas, hasta el punto de poder afirmar que los beneficiarios actuales son familias que se encuentran en el umbral de la pobreza o en riesgo de inminente exclusión social. Por tanto, hablamos de una situación de emergencia social muy preocupante y que nos llena de vergüenza.
Al deterioro social se une otro hecho no menos grave: a pesar de que las apreturas de los ciudadanos no dejan de crecer las ayudas públicas son cada vez menores, por mucho que se empeñe el señor Rubalcaba, ahora que es candidato, en afirmar lo contrario. Muchos ciudadanos en situación muy precaria ni siquiera tienen derecho a percibirlas y los requisitos para poder acceder al Plan Prodi se endurecieron cuando fue sustituido por el Plan Prepara: el nuevo proyecto iba dirigido a un grupo muy concreto de la población (parados menores de 30 años o parados de larga duración) y los 420 euros fueron rebajados miserablemente a 400 euros, limitando definitivamente el período para percibirlos a seis meses. No hay duda. Trabas y más trabas del ejecutivo socialista para asfixiar aún más a una ciudadanía desesperada.
El pasado 16 de agosto el Plan Prepara llegaba a su fin. Una vez más en los últimos meses, muchas familias en situación de grave necesidad se han quedado sin percibir ningún tipo de ayuda económica. Pero al Ejecutivo ya no le preocupan estas cosas. Con un Presidente del Gobierno “finiquitado” y con un candidato que se desmorona, el único objetivo del PSOE es el de no salir muy dañado en las próximas elecciones generales. Esta es la razón por la que el Gobierno ha decidido posponer la decisión sobre si se prorrogará o no esta ayuda, asunto que se decidirá en el Consejo de Ministros del próximo 26 de agosto. Asistimos una vez más a un ejercicio de puro cálculo electoral y a otro chantaje moral a la sociedad española perpetrado por un partido que aún tiene la desfachatez de considerarse de izquierdas.
El portavoz parlamentario de Izquierda Unida, Gaspar Llamazares, ha considerado que el Ejecutivo debería elevar los 400 euros del Plan Prepara que ha concluido ya, si es que finalmente se prorroga, al menos a los 426 euros que ya recogió el Plan Prodi en el año 2010, «por simple justicia económica y porque políticamente no supondría un problema para un Gobierno que tanto ‘vende’ de forma partidista de cara al 20-N la mejora del desempleo».
Izquierda Unida ha señalado dos razones para que se prorrogue y se aumente esta ayuda de emergencia:
- El Plan Prodi ya estableció que la ayuda sería del 80% del Indicador Público de Renta de Efectos Múltiples (IPREM). El PSOE decidió congelar este indicador en 2011 y dejarlo en los mismos 532 euros de 2010. Por tanto, es de pura justicia económica que esta medida de ayuda a los desempleados que están en peor situación suba para recuperar, como mínimo, los 426 euros del año pasado.
- La segunda razón es de carácter político. José Luis Rodríguez Zapatero, junto con la ministra Elena Salgado y el ministro Valeriano Gómez, se muestran más preocupados por mostrar esta posible prórroga como un nuevo logro del candidato Rubalcaba que por aliviar la desesperación de muchas familias españolas que se encuentran en una situación económica y social lamentable. Si tanto confían en esa mejora del empleo y en esas nuevas fórmulas aún secretas para crear empleo, no deberían tener ningún inconveniente en recuperar inmediatamente la ayuda de los 426 euros para los desempleados que no reciben ninguna prestación y que viven una situación dramática.
Para reforzar sus argumentos Llamazares ha recurrido, además, a los diarios de sesiones que recogen el debate sobre el estado de la Nación del año 2009, fecha en la que se decidió que se daría esta ayuda a los parados con el siguiente propósito: «para no caer en la tentación de tratar de instrumentalizar políticamente una posible renovación de las ayudas ni, como ya ha pasado con otras propuestas, tratar de ejercer un papel hegemónico en la izquierda que (el PSOE) está muy lejos de representar».
Prometer es algo que no cuesta dinero y el PSOE sabe mucho de ello. Así que su estrategia es hacer cuantas más promesas mejor. Si alguien pica, voto que se lleva. Esta es la única aspiración de un ejecutivo agonizante que carece de crédito. En todo este asunto llama mucho la atención, porque no hay tragedia sin sarcasmo, que sea el señor Rubalcaba, que forma parte desde el primer día de los diferentes gobiernos del señor Zapatero y desde tiempo inmemorial de otros gobiernos socialistas, el que nos anuncie, precisamente ahora que es el candidato para mitigar la debacle electoral, que tiene “la fórmula para solucionar el problema del paro”. Si tal fuera cierto, cosa que no se cree ni él mismo, podría haberla aplicado antes y así nos habríamos ahorrado comprometer muy gravemente el futuro del Estado del Bienestar, el desmantelamiento del tejido industrial español, casi cinco millones de parados según la EPA, regalos fiscales a los más ricos de los que ahora se arrepiente y la ruina de la economía.
Si no fuera porque estamos hablando de asuntos muy graves todo esto parecería un chiste de muy mal gusto. Pero a esto ha llegado un gobierno amortizado, sin principios y sin una idea de lo que debe ser nuestro país.
María José Pérez Salazar es militante de IU de Azuqueca de Henares