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La elocuencia de las cifras es inapelable. Cientos de miles de desahuciados sin que el PSOE o el PP movieran un dedo |
El estallido de la burbuja
inmobiliaria, unido a las condiciones en que se concedieron créditos
hipotecarios y a la actual coyuntura económica, han provocado que muchas
familias españolas vivan una situación límite. No sólo se enfrentan al drama de
la pérdida de su hogar, sino también a una condena financiera vitalicia al no
poder hacer frente a la deuda hipotecaria contraída, ni siquiera con la entrega de la
vivienda que compraron a crédito y que se entiende, dado que actuaba como aval,
que subsume en sí el riesgo de un impago. Como consecuencia de este abuso
perpetrado por las entidades de crédito, nuestro país está inmerso en un drama
humano que hasta ahora no ha merecido más que el desprecio y la chacota de los
gobiernos del bipartidismo.
Izquierda Unida, junto con la
Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), viene reivindicando desde el año
2009 la regulación de la dación en pago para paliar el maltrato jurídico y el
desamparo que sufren cientos de miles de ciudadanos que, perdidos sus ingresos, ya no pueden pagar su casa. En febrero de
2011, el grupo mixto ICV-IU-ERC, en el marco del debate sobre una Propuesta de
Ley acerca del derecho a la vivienda, introdujo una disposición que contemplaba
la dación en pago, que no fue aprobada porque el PSOE y el PP la tumbaron con
sus votos.
Es muy importante recordar a los
ciudadanos de este país, que tienen una memoria tan selectiva y frágil, que
desde entonces toda la actividad parlamentaria favorable a la dación en pago ha
sido vetada por el bipartito nacional, lo cual no extraña dada la connivencia
entre la banca y las cúpulas del PSOE y del PP, de la que hay tantas y tan
abrumadoras pruebas que resulta aburrido repetirlas una vez más.
Es completamente entendible que
el bipartidismo impida la dación en pago puesto que para el bipartidismo lo
primero es la protección de una banca acostumbrada a actuar con impunidad y que,
cuando se mete en líos, es rescatada con dinero público y con indultos a sus directivos. ¿Cómo se explica de otro modo que la última decisión del Gobierno
de ZP fuese perdonar de sus delitos a Alfredo Sáez, Consejero del Banco de Santander, o
que el actual Ministro de Economía del PP, Luis de Guindos, proceda del
quebrado Lehman Brothers y haya sido consejero del Banco Mare Nostrum,
además de cobrar por otros altos cargos en multinacionales de la auditoria y de
la fiscalidad?
El pasado día 22 de febrero, el
citado de Guindos nos quiso “sorprender” abordando el tema de la dación en pago. El gobierno necesitaba de alguna buena
noticia después de subir los impuestos a los asalariados, de dibujar una
reforma laboral calificada por el Ministro como “muy agresiva” y de aumentar los recortes en derechos básicos como
la sanidad y la educación. Ante tanto estacazo, la opinión pública se agitaba
molesta y el gobierno vio preciso recitarle al pueblo cosas bonitas en
décimas o quintillas. Y qué mejor tema de composición que la dación en pago,
asunto sensible y de gran interés humano. Se adelantaron tres meses los juegos
florales.
¿En qué consiste la supuesta
dación en pago del PP? El Ejecutivo, ansioso por lanzar algún mensajito, por
falaz que fuese, con el que calmar los ánimos de una ciudadanía encabritada,
proponía permitir la dación en pago a “aquellas
familias que se encuentren con todos sus miembros en paro, cuya vivienda objeto
de ejecución sea primera y única residencia y que no cuenten con ingresos
suficientes para afrontar el pago de la hipoteca”. En pocas palabras, el
Gobierno hablaba de permitir la dación en pago pero sólo a familias pobres de
solemnidad que están en el zaguán de la exclusión y de la indigencia. Y bien
decimos que hablaba de permitir, porque tal cosa ocurriría sólo si al banco
acreedor le daba la gana ser magnánimo, ya que el gobierno no obligaba por ley
a tal cosa sino que proponía un “código
de conducta o de buenas prácticas” al que se sujetarían los bancos según su
voluntad y criterio, recibiendo además un premio fiscal por hacerlo. La montaña
del PP parió un ratón, y al pueblo, tratado como memo de capirote, se le
ofreció un mamarracho para que se fuese contento a la cama. Penoso.
Si el PP se tomase en serio este
asunto, cosa metafísicamente imposible, tendría que haber legislado imponiendo
la dación. Un decretazo hubiera venido muy a propósito a tal fin, pero ya
sabemos que los decretos se aprueban contra los débiles. A los poderosos, en
cambio, recomendaciones, regalos fiscales y palmaditas en la espalda.
De Guindos no hace una ley que
legisle el remedio a la terrible situación de los desahuciados. Y no lo hace porque no
quiere. Ni está en su ánimo cosa tal, ni nunca lo estuvo. De Guindos, en
cambio, salva la cara a los bancos porque él, como banquero, es un hombre que
gobierna para unos bancos que viven, también, de las apreturas de los
desahuciados.
La estafa de la “dación en pago”
del PP es completa. Propone como novedad algo que ya existía. Por eso se ha
evaporado como una gota de agua en una plancha al rojo vivo. Conviene recordar que la
ley hipotecaria prevé la dación en pago, siempre y cuando se pacte con la
entidad crediticia o con los acreedores ante de formalizar el préstamo
hipotecario, lo cual no ocurre nunca a no ser que el deudor sea un gran
promotor o una inmobiliaria de las que dejan un pufo del tamaño de un campo de
fútbol.
A todo esta infamia hay que
añadir las declaraciones del partido socialista, que durante sus ocho años de gobierno impidió la dación en pago con todo género de argumentos absurdos. Ahora que ya no gobierna, se siente
legitimado para criticar la pantomima del Partido Popular que, por cierto, es
idéntica a su propias bromas. Así que nos sorprende, y mucho,
que el Presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán, después de que
el Ministro de Economía y Competitividad hiciera pública la dación en pago
voluntaria para casos excepcionales, pidiera una norma "más
imperativa", descartando la voluntariedad de la entidad financiera. En
declaraciones a los periodistas tras inaugurar el Foro Internacional del
Cooperativismo, Griñán, envalentonado por su propia amnesia, afirmó que "no es posible pensar que todo queda a
disposición de las buenas intenciones de los bancos" cuando "se ha demostrado que los bancos atienden más
a sus cuentas de resultados que a los beneficios sociales". Asimismo,
señaló que "no hace falta que
sean personas que no tengan absolutamente nada, sino que puedan perder la
vivienda porque no pueden pagarla y, en ese caso, la vivienda debe ser
suficiente para saldar la deuda", teniendo en cuenta, además, que la
hipoteca "en ningún caso podía ser
superior al 80 por ciento del valor del inmueble". Ante tamaña hipocresía vale más que callemos y
contemos hasta mil, no vaya a ser que tengamos que arrepentirnos de escribir lo
que se nos pasa por la mente.
Esta es la postura de los que
en su día, cuando gobernaban, aumentaron la edad de jubilación a los 67 años,
bajaron en un 5% los salarios de los funcionarios públicos, reformaron la
negociación colectiva, vetaron, una y otra vez, junto con el Partido Popular,
las propuestas de Izquierda Unida sobre la necesidad de regular la dación en
pago y, desgraciadamente para todos, reformaron la Carta Magna para
constitucionalizar un techo de déficit y una prelación de pagos que pone antes el pago de la deuda que dar de comer al hambriento.
Todo sugiere que en los últimos
años PP y PSOE se han concertado en cuestiones clave y que ambos partidos son
responsables del desastre que nos toca vivir. Este
bipartidismo, basado en una aparente oposición entre “derecha e izquierda”, ha
contribuido a crear consensos falsos sobre los problemas de la economía, la
política y la sociedad.
Con tanto acuerdo entre los protagonistas de esta nueva restauración no extraña que el debate verse sobre quién recortará menos, sin que ninguno de ambos partidos se plantee las causas de la crisis ni las alternativas a un sistema que se hunde y que nos arrastra a todos con él.
No esperemos otra cosa del bipartidismo que el sacrificio de lo mejor a lo bueno, de lo bueno a lo posible, de lo posible a lo forzoso y de lo forzoso a lo miserable. Está en su genética.
María José Pérez Salazar es militante de IU de Azuqueca de Henares