Desengañémonos. En este sistema los ciudadanos sólo contamos para pagar las cuentas de los atropellos de los poderosos. Si exigimos democracia se nos amenaza y apalea, si pedimos dignidad se ríen en nuestra cara, y si defendemos los derechos sociales o la protección al trabajo se nos dice que son un estímulo a la vagancia, además de un despilfarro inasumible.
Los gobiernos de Aznar construyeron una economía de puntapié que crecía sobre el barro. Los gobiernos de Zapatero recogieron esa herencia que era pura quincalla y nos la hicieron pasar por oro molido, presumiendo tontamente de zurzidos y guiñapos. Al primer ventarrón la economía se vino abajo, el paro alcanzó un tamaño monstruoso y se dispusieron las cosas para afilar las guillotinas que recortan los derechos y las libertades ciudadanas. Este es el legado del bipartidismo.
¿Qué nos prometen los candidatos del sistema, que son los candidatos del bipartidismo y del tocomocho nacionalista, ahora que estamos en campaña? Los mismos que ahora gobiernan y desmantelan, nos aseguran que harán otra cosa si es que vuelven a mandar, cosa harto improbable si hacemos caso al sentido común, a los precedentes y a las encuestas. Por su parte, los que ya gobernaron hace ocho años, que todavía se enorgullecen de haber puesto las bases de la ruina presente, con su silencio nos anuncian que si gobiernan, cosa casi segura, sacrificarán los servicios públicos y degradarán aún más la condición del trabajador, con tal de calmar a los matones económicos que nos amenazan. Unos y otros, PSOE, PP, CiU y demás compinches, con sus disparates, ahondarán la brecha social y prolongarán la recesión, poniendo en peligro al país y a sus ciudadanos.
En cuanto a IU, que debería ser la alternativa, es muy débil y malvive aplastada por un sistema electoral y político que malversa groseramente la representación. Recogerá las migajas del descontento y de la indignación, y le tocará ser el referente moral de la sociedad española. Ánimo y honor.
Mientras tanto, con campaña o sin ella, una buena porción de la opinión pública vive desorientada por la influencia ponzoñosa de periodiqueros, publicantones y tertulios. Hastiada, atemorizada, huérfana de referentes y sin relatos verídicos que la referencien, ha decidido ser manteca para que pronto se la meriende el hambrón de turno. Todo apunta a que le concederá el poder absoluto a quien mejor le ajuste la soga al cuello.
Sentado lo anterior, despunta forzosamente una cuestión: ¿por qué elegimos gobernantes que nos desprecian y que nos quieren desfilando derrotados bajo las horcas caudinas?. Quizás, porque en nuestro país sigue triunfando aquello de “los míos, aunque rebuznen.”
No esperemos otra cosa del bipartidismo que miseria y sufrimiento, porque el bipartidismo es una pieza fundamental de un sistema enfermo. Los candidatos del sistema, libres de hacer el oso, se empeñan en que lo hagamos los demás. Quieren que les bailemos las gracias mientras nos menguan la ración de pienso, y que lo hagamos al son de la pandereta y al restallido del látigo. Mucho cuidado con este juego infame, no vaya a ser que nos ocurra lo que al burro del paisano, que cuando se acostumbró a trabajar en ayunas tuvo la mala ocurrencia de morirse.
A ver si somos capaces de aprender de una vez para siempre que la libertad completa del capital anticipa la esclavitud, al igual que el vicio llama al vicio, la oscuridad al delito, las mayorías absolutas al absolutismo y el bipartidismo a la degradación de la democracia. No parece tan difícil.
Emilio Alvarado Pérez es coordinador local y portavoz de IU en el Ayuntamiento de Azuqueca de Henares